Monday, August 9, 2010

Backspace

Cuerpos pálidos desesperados por ser descubiertos. Tu frente iba cubriendose de sudor, poco a poco, como cuando sales de la casa y te vas acercando al rio. Entras a tu alcoba, te encuentras con gritos golosos, quejas por escrito retumbando en tus oidos, grapas y uñas encajadas en la alfombra, das un paso y te inclinas sobre el ottoman que tu abuelo te heredo, y levantas las hojas amarillentas que con letras rojas marcaban aquello que esperabas nunca leer: "Perdóname".